miércoles, 13 de junio de 2012

iNTRODUCCIÓN


En Chile, la obesidad en los púberes es de un 33% según el Ministerio de Salud (Minsal). Además del 65 por ciento de los chilenos tiene sobrepeso u obesidad, con lo que nuestro país se ubica en el puesto número 23 en el mundo y tercero en América Latina, sólo superado por México y Argentina, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dados a conocer por la revista Forbes.



Mala alimentación y falta de ejercicio son, según los especialistas, la receta fatal que ha disparado los índices de grasa corporal en el cuerpo de los chilenos en los últimos veinte años.


Por mala alimentación se entiende principalmente el creciente papel que está jugando en nuestra dieta la llamada comida “chatarra”, grasas, azúcares y edulcorantes nadan en los alimentos altamente procesados de la comida rápida. Han desplazado a las proteínas, vitaminas y minerales propios de los alimentos más naturales de los platos de la tradición de nuestro país. Es un cambio en la cultura alimenticia que se está volviendo un problema sanitario grave, dada la batería de enfermedades que el sobrepeso trae consigo.


Según el diccionario, pandemia en una epidemia que afecta a muchos países al mismo tiempo y que puede ocasionar un cuadro clínico. De ahí que para muchos, la obesidad es la pandemia de nuestros tiempos, un mal que cubre todos los continentes y que cada día afecta a más personas. Y ciertamente ya existe plena conciencia de que el sobrepeso no es sólo un problema estético. Unido a él vienen una serie de enfermedades que podrían tener consecuencias fatales. Encontramos males como la hipertensión y el aumento del colesterol, que puede producir infartos y diversos accidentes vasculares; diabetes; hígado graso -que está hoy entre las patologías hepáticas más recurrentes y que puede desembocar es cirrosis-; recarga de las articulaciones y trastornos del sueño, entre otras enfermedades.




Y peor aún, estudios recientes han descubierto una directa relación entre obesidad y cáncer de útero en las mujeres y de próstata en los hombres. De ahí que el ataque al sobrepeso esté adquiriendo cada vez más importancia en las políticas públicas de salud.
Si bien existen causas generales que explican el sobrepeso a nivel mundial como los cambios culturales alimentarios hay condiciones específicas en nuestro país que aunque parezca increíble están asociadas a nuestro modelo productivo.



Es así como según diversos especialistas el altísimo índice de sedentarismo de los chilenos, que en un 91 por ciento no realiza actividad física regular, deriva fuertemente de las altas cargas de trabajo. Para muchos conjugar ejercicio, largas jornadas laborales y de traslado, junto a las responsabilidades familiares, resulta una carga casi imposible.



Mal que mal, y según datos de la OIT, Santiago es la séptima ciudad del mundo en que se trabaja más horas. Por otra parte, la creciente incorporación de la mujer a un mercado de trabajo fuertemente recargado, influye en la naturaleza de las comidas en el hogar, potenciando los alimentos con menos complejidad de elaboración, como carnes, puré o arroz, etc.

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